Las Navas del Marqués a 29 de marzo de 2023 |
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Gibraltar, ¿por qué demonios hoy se me ocurre escribir a cerca de ti? La verdad es que no me importaría nada ese pedazo de piedra si no fuera por el daño que está haciendo a los humildes hombres de la mar allá en el sur, si no fuera por sus apestosas casas de juego y blanqueo, si no fuera porque es un reducto del gran mal imperialista y, sobre todo, si no fuera porque se ha convertido en otra pantomima patriótica hispano-inglesa destinada a cubrir con banderas las asquerosas vergüenzas de las respectivas elites de ambos países.
Es, en definitiva, un remake de aquella mítica producción conocida como “Islote Perejil”, con la salvedad de que se ha cambiado Marruecos por Inglaterra para dar más caché al asunto y se ha añadido al argumento un terremoto diplomático con epicentro situado en un concentrado de bloques de hormigón y camiones de arena. Los atónitos cabreros que aparecían en “Isla Perejil” ahora son pescadores españoles, lo que implica que, además de que España ha pasado de gloriosa conquistadora a país usurpado, los verdaderos perdedores en ambas películas son gente humilde que tan solo quiere vivir en paz.
A las elites les encantan estos conflictos y, en vez de solucionarlos o, mejor, ni siquiera permitir que surjan, los convierten en películas de serie B que bajo cualquier baremo cinematográfico no darían ni para ser puestas en televisión los domingos tras la hora de la comida. Sin embargo, las publicitan con tal entusiasmo que terminan por convertirse en taquillazos y es entonces cuando cumplen su verdadera finalidad: robar a los verdaderos problemas de interés social (incluyendo los de los propios pescadores) su espacio en las portadas de los periódicos y las cabeceras de los telediarios.
Mientras se hable de la bandera nada más importa. España versus Inglaterra, es como cuando alguien grita ¡pelea! y todo el mundo abandona lo que esté haciendo, sea lo que sea, para presenciar el espectáculo, ponerse de una parte u otra e incluso apostar por quien será el vencedor . Pues bien, siendo consciente de nuestro incurable gusto por las batallas internacionales y estando seguro de que se pueden hacer mejores películas sobre este argumento de las que acostumbran a montar nuestros gobernantes, se me ocurre una idea que tal vez os guste.
Os la explico brevemente y luego si queréis la desarrolláis vosotros por vuestra cuenta. A lo mejor, si la idea arraiga, hasta podemos llevarla al congreso en forma de iniciativa legislativa popular.
Se me ocurre que los representantes de los gobiernos inglés y español, tan apasionados como están por las batallitas, se podrían reunir en la legua de tierra que une Gibraltar con la península (o en la misma Gibraltar, o en uno de los petroleros que merodean por la costa…eso ya se verá) y enfrentarse cuerpo a cuerpo armados únicamente con palos, así se asegura la igualdad en la lucha. Vale morder, patear en los huevos y todo lo que se les ocurra, pero no está permitido matar porque los vencidos tienen que llevar a cabo una serie de castigos para los que necesitan dos piernas y dos brazos. Si quedasen en tablas, cosa muy posible entre gente de tal calaña, todos se tendrán por vencidos.
Al final de la batalla quedan en tablas, yo creo que es el resultado que mejor le viene al argumento, lo que significa que todos se ven obligados a:
Sacar del mar a pulso todos los bloques de hormigón.
Tirar de los camiones de arena a motor de sangre desde el punto de carga hasta el de destino.
Vivir a la intemperie junto a los monos gibraltareños y seguir su misma dieta durante todo el tiempo que les tome realizar estos trabajos.
Solo cuando terminen estas dos tareas, si es que las terminan algún día, podrán volver a ocupar sus cargos políticos, a desempeñar sus lucrativas obligaciones con bancos y multinacionales y sobretodo a disfrutar de los estupendos dividendos de sus cuentas Suizas.