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PRIMERA PARTE
VIOLENCIA
  Mariano Moral  | 7 de octubre de 2012

Hubo un tiempo en Europa en el que se daba por hecho que ningún proceso revolucionario podía ser llevado a cabo sin violencia por parte de la mayoría oprimida. Este precepto se asienta en la pura lógica: los dueños y señores de un estado autoritario X (una minoría) están dispuestos a hacer cualquier cosa para no perder su estatus dentro de un sistema que les conviene. Y al revés. Ningún sistema democrático y de justicia social instaurado podía ser sometido a la reacción si una acción violenta llevada a cabo por la minoría de dueños y señores. La lógica aquí también es evidente: la mayoría no iba a estar dispuesta a volver al sistema de privilegios y opresión.

La pregunta que nos surge de inmediato es si la violencia es legítima en ambos casos; o más específicamente si la violencia es legítima en algún caso. Me parece una acto de hipocresía alegar que la violencia siempre es ilegítima sea cual sea su motivación. Ahora nos podemos preguntar quién va a ser el que se erija en juez para decidir cuando es legítima y cuando no. Sin embargo si nos ponemos en la piel de alguien que vivió o vive en la miseria, explotado, sin posibilidades de alimentar a su familia, sin ningún mecanismo o institución que intente mejorar su situación y sin ninguna relevancia social, sin libertad ni siquiera para decir lo que piensa y sin legitimad para al menos ser escuchado, si nos ponemos en su piel sin cinismo y con buenas dosis de realismo no podemos negar que la violencia en su caso, el levantamiento contra una autoridad que le aplasta, es legítima.

¿Por qué es legítima? Porque no le queda otra opción y porque su causa es a todas luces justa. Por otro lado la causa de una minoría privilegiada es por norma injusta, y el uso de la violencia por su parte no es más que un modo de sistematizar conscientemente esa injusticia. En definitiva, el uso de la violencia por parte del poderoso no es más que un acto de coacción y de abuso, el uso de la violencia por parte del oprimido sin opciones es un acto de legítima defensa. A no ser, claro está, que consideremos las injusticias (pongamos la miseria, el hambre, el abuso y el autoritarismo como ejemplos) como simples efectos colaterales de una ley natural normal e inviolable que rige al ser humano: la ley de la jungla, donde el lobo se come al cordero y cualquier conato de rebeldía por parte de este es considerado como una aberración contra el ciclo alimentario.

Estos razonamientos nos llevan a plantearnos la violencia en el presente Europeo. ¿Hay miseria y hambre en Europa? Es cierto que no vivimos en las mismas condiciones miserables de antaño, pero estamos en ese camino y cada día que pasa avanzamos un poco más por él. ¿Hay autoritarismo en Europa? No hay una dictadura física, pero si económica, que es mucho más sofisticada y eficaz que la primera porque mantiene los aspectos superficiales y superfluos de los sistemas democráticos mientras liquida sus más profundas y fundamentales bases y principios ¿Hay una minoría opresora? Por supuesto, una elite mucho más avanzada que las de antaño que usa armas y métodos mucho más sutiles: nos mantiene en la ilusión de estar viviendo en democracia a través de una clase política vendida y en vez de rifles nos dispara con basura mediática, consumismo, estatus, terapias masivas de shock, y sobre todo con la idea falaz de que protestar contra ellos es protestar contra la democracia. ¿Hay libertad? Ya no es necesario arrebatárnosla, nos han otorgado un subtipo de libertad artificial que es más que suficiente para que nos metamos por nuestro propio pie en el pozo de la esclavitud. ¿Sigue usando la minoría dominante la violencia física para someternos? Si.

Vistos estos planteamientos y los que hacíamos al principio llegamos a la pregunta clave: ¿sería por tanto legítima la violencia contra la minoría dominante en nuestros días? En realidad solo hay una diferencia notable entre nosotros y los oprimidos de europeos de antaño, y sin embargo es fundamental. A diferencia de ellos, nosotros tenemos los medios, la educación y la madurez social para salir de este macabro ensueño y acabar con esa minoría elitista, corrupta y autoritaria sin violencia e instaurar una democracia más avanzada, transparente, justa y participativa que de prioridad al ciudadano y no a los monopolios capitalistas y las elites políticas. Hoy sería ilegítimo usar la violencia pues ya tenemos al arma de la democracia al alcance de nuestra mano, solo hay que arrebatársela a los que la han usurpado, a los que se la robaron a los que antaño lucharon por conseguirla; y sobretodo sería ilegítimo porque hacerlo sería como reconocer una premisa falsa: que todos los que derramaron su sangre por la democracia lo hicieron en valde. Los antiguos no tenían la democracia, de hecho no tenían nada con que defenderse y atacar a excepción de un rifle, pero si poseían algo que hoy nos cuesta conseguir: coraje.

Ahora nos surge la última cuestión: ¿como reacciona la ciudadanía sin violencia física a la violencia plutocrática de nuestros días canalizada a través de la violencia de estado? Trataremos de responderla en el siguiente artículo.


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 1 comentario
  •  VIOLENCIA  10 de noviembre de 2012 19:48, por José María

    ¿sería por tanto legítima la violencia contra la minoría dominante en nuestros días?; ¿en realidad solo hay una diferencia notable entre nosotros y los oprimidos europeos de antaño?; ¿es fundamental?; ¿a diferencia de ellos, nosotros tenemos los medios, la educación y la madurez social para salir de este macabro ensueño y acabar con esa minoría elitista, corrupta y autoritaria sin violencia e instaurar una democracia más avanzada, transparente, justa y participativa que de prioridad al ciudadano y no a los monopolios capitalistas y las élites políticas?; ¿hoy sería ilegítimo usar la violencia pues ya tenemos al arma de la democracia al alcance de nuestra mano?; ¿solo hay que arrebatársela a los que la han usurpado, a los que se la robaron a los que antaño lucharon por conseguirla?; ¿sobretodo sería ilegítimo porque hacerlo sería como reconocer una premisa falsa: que todos los que derramaron su sangre por la democracia lo hicieron en valde?; ¿los antiguos no tenían la democracia, de hecho no tenían nada con que defenderse y atacar a excepción de un rifle?; ¿poseían algo que hoy nos cuesta conseguir?; ¿coraje?.Todo estas preguntas necesitan respuesta. Y no está claro que la violencia reaccionaria no haya que combatirla con la violencia revolucionaria.

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