Esta mañana me he ido a dar un paseo por el pinar y la alegría que hoy siento como navero se ha ido desvaneciendo a medida que me adentraba en el bosque y no veía más que árboles. Pero de repente me he topado con un gigantesco solar completamente talado y entonces…¡¡como he construido con mi mente esa magnífica Ciudad del Golf que tal vez nunca se hará realidad!! Sin embargo al final de ese precioso campo de tocones han aparecido de nuevo los árboles y mi sueño se ha vuelto a romper en mil pedazos.

No me importa; durante los últimos tiempos no me ha preocupado tanto este proyecto, que sin duda hubiera dado inmensos beneficios a nuestro pueblo, como el juicio contra el alcalde, es decir, contra los naveros.

¿Qué hubieran pensado de Las Navas si su alcalde hubiera sido declarado culpable e inhabilitado para desempeñar cargos públicos? Seguramente las malas y envidiosas lenguas habrían dicho que un culpable con tantas mayorías absolutas a sus espaldas goza de una ciudadanía cómplice, por consentimiento u omisión, y por tanto igualmente culpable. Desgraciadamente se hubiera creado una imagen de Las navas que no es.

Pero hoy se ha hecho justicia y pronto, con dos partes del caso Ciudad del Golf archivadas y una finiquitada a favor del alcalde (y por tanto del pueblo), este mal trago formará parte del pasado. En el pasado es donde deben estar estos casos para que sean olvidados lo antes posible y los vecinos, con nuestro alcalde y su secretario a la cabeza, podamos retomar la rutina y seguir adelante con la cabeza alta y la conciencia tranquila.

No es fácil expresarse con claridad en tales circunstancias, cuando uno siente una mezcla tan fuerte de satisfacción y de rabia. Satisfacción porque la razón ha ido a parar a su propietario legítimo e indiscutible y porque la justicia, ciega como está y debe seguir estando, ha dictado la sentencia que de ella se esperaba. Rabia por esa chusma que llevó el caso a los tribunales con la única intención de desprestigiar a los naveros y saquear las arcas locales a base de pleitos injustificados.

Tal vez el alcalde, su secretario y el constructor estén ahora celebrando su victoria con un buen banquete en algún restaurante. Se lo han ganado. ¡¡Como se puede dudar de sus buenas intenciones!! Y si han cometido errores es porque son humanos y ser humano no es delito. Los que si tienen mala baba son esos ecologistas, dirán lo que quieran pero por este pinar ni hay cigüeñas ni nada que se les parezca. Lo que si podría haber es dinerito para el pueblo, y mucho, pero…bueno, mejor no pensar en lo que podría haber sido ¡¡Tenemos que ser positivos!!