Las Navas del Marqués a 31 de marzo de 2023 |
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¿No están haciendo lo mismo con su propio país los dirigentes nacionales que pasaron rastreramente de elogiar a Irlanda a ignorarla o criticarla?
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Hasta hace cuatro años Irlanda era un ejemplo para el resto de los países europeos: “el tigre celta”. La política neoliberal de desregulación, privatización y creación de burbujas (todavía no llamadas así, claro) estaba desencadenando un éxtasis de riqueza; valga como dato que se vendían más coches de gama alta en esta isla de menos de seis millones de habitantes que en la misma Inglaterra. Entre otras muchas medidas “gubernamentales” propias de la escuela de Chicago, la más importantes eran la desregulación de la banca y del mercado inmobiliario (créditos como caramelos para “lo que hiciera falta”, promotores millonarios y trabajadores viviendo por encima de sus posibilidades), impuestos bajísimos para las sociedades (muy por debajo de la media europea) y darlas de paso todas las facilidades imaginables, como por ejemplo lo que se dio en llamar “simplificación de los contratos laborales”, es decir, trabajadores sin derechos y empresas con total libertad de actuación. Todo esto aliñado con la guinda del fraude y la corrupción generalizada que “a nadie importaba” en aquellos tiempos de riqueza.
Este era el modelo que entusiasmaba a Rajoy antes de que el sueño estallara, sobra decir que tras el primer rescate que recibió Irlanda nuestro presidente, un tipo práctico, decidió pasarse al modelo Alemán. Pero Rajoy no es él único político que adapta con éxito su hipocresía a los vaivenes de la realidad. Aznar coqueteaba con el modelo Irlandés con cierto orgullo porque se parecía bastante a lo que él había venido haciendo durante su mandato. Sin embargo más tarde, cuando se descubrió que el tigre celta no era más que un gatito, se cuidó muy mucho de no sacar a relucir la isla esmeralda (las comparaciones pueden ser odiosas). Claro que si hay que elegir un juego de declaraciones que realmente nos ilustre en este curso de corruptela política, nos quedamos con el de Esperanza Aguirre. Pero antes vamos a dar otro breve paseo por la historia reciente de Irlanda.
Tras la recesión (el derrumbe del sistema financiero, de la burbuja inmobiliaria o, más en general, el colapso del sistema) el tigre celta no pudo ocultar más que su poder se basaba en pilares falsos que estaban destinados a derrumbarse ante el peso de un sistema absurdo e insostenible. Empezaron a surgir grandes empresas en quiebra (que no sus propietarios) que despedían en masa a trabajadores, los cuales a su vez andaban empantanados en auténticas colecciones de créditos impagables. Aparecieron corporaciones fantasma y bancos arruinados (que nos sus socios capitalistas) el gobierno veía impotente como la fuga de capitales era masiva e imparable (seguramente incluido el capital de muchos políticos) . Pequeñas empresas finiquitadas y cientos de miles de familias que no habían escatimado en gastos, digo préstamos, durante los años dorados ahora se encontraban a expensas de un sistema de ayuda social que estaba al borde del colapso.
Este era, a rasgos generales, el panorama que tenía el tigre neoliberal celta. En abril del 2010 echa a andar “NAMA”. Esta organización estatal no es otra cosa que un “banco malo” destinado a cubrir con capital estatal (dinero del contribuyente) el boquete abierto por la especulación, la corrupción y el abuso en el sistema financiero, empresarial e inmobiliario a través del proceso que se denomina ambiguamente “nacionalización” y que no deja de ser una socialización de pellas privadas. En pocas palabras, NAMA se dedicó a limpiar la mierda que han generado una serie de particulares bastante ambiciosos (directivos bancarios, promotores, etc.) sin que éstos tuvieran por que ensuciarse. Esta fue la “receta milagrosa” que sin embargo fracasó y no pudo evitar que en diciembre del 2010 Irlanda recibiera el primero de los rescates del fondo europeo. En el año y medio que siguió al primer rescate la tónica habitual se puede resumir en una palabra: austeridad. A día de hoy, mientras las medidas para desmantelar el llamado “estado de bienestar” van en ascenso, ni un solo, político, ni un solo directivo bancario o corporativo y ni un solo especulador inmobiliario ha sido investigado de cara a encontrar y juzgar a los responsables de este desastre.
Pues bien, siguiendo la típica costumbre neoliberal contemporánea, cuando el seudo paraíso del libre mercado en Irlanda se hundió todos los defensores de este modelo, que antaño le habían puesto en un altar, se olvidaron de sus propias palabras e hicieron formalmente como si Irlanda nunca hubiera existido. Todos menos uno: Esperanza Aguirre, que fue la única que no recurrió a este cinismo en concreto, si no a uno mucho mayor y más arraigado entre su gente. En unas declaraciones que datan del 2010 (antes de que se confirmara el primer rescate Irlandés) esta Señora, contradiciendo la línea oficial de “donde dije digo digo Diego” pero reflejando la auténtica mentalidad de su propio partido, no solo no renegó del modelo Irlandés si no que dijo que si había fracasado no fue por sus propios defectos si no porque en algún momento de ese mismo año el gobierno Irlandés se había vuelto socialista. Para ella NAMA (el “banco malo” irlandés que mencioné anteriormente) ¡¡era una medida socialista que había arruinado la buena marcha del país!!
Sin entrar a discutir lo evidente (que NAMA de socialista tiene poco, más bien es una clara cobertura a los capitalistas corruptos) viajamos a la España actual, casi dos años después de las declaraciones de Esperanza Aguirre, y descubrimos que el gobierno español es igual de “socialista” que el irlandés, según lo entiende la señora Aguirre. Se están “nacionalizando” bancos, se está aboliendo el “estado de bienestar”, la austeridad (una bonita forma de nombrar el expolio y el control) sigue su curso demoledor y, ¡que extraño!, nuestros socios europeos con Merkel a la cabeza nos “aconsejan” que dejemos entrar a un rescate que no deja de llamar a la puerta. Además en el trasfondo nos topamos con las inminentes privatizaciones masivas, con la nueva reforma laboral (¿reforma o abolición?), con la impunidad de cargos políticos, de la banca y empresariales que han estado, están y estarán de mierda hasta el cuello…nos encontramos, en definitiva, ante otro “fracaso” neoliberal (que no para las carteras de los neoliberales) como el Irlandés: tanto en origen como en consecuencias. Y por supuesto en mentiras.
Y yo me pregunto ¿a que nuevo cinismo recurrirán ahora los paisanos neoliberales? De la escuela de Esperanza hay muchos y todos tienen el mismo incoherente lema: “Cuando nuestro modelo “triunfa” en un país X ¡¡olé!!, pero cuando fracasa (y siempre fracasa excepto, repito, para las carteras de quienes lo promueven) o ese país X nunca existió o todo ha sido por culpa del “socialismo”. De momento los neoliberales españoles se decantan por mantener el cinismo de Esperanza Aguirre y le echan la culpa a los socialistas (no confundir con socialismo) porque sería ya el colmo del descaro hacer como si España, al igual que Irlanda, ya no existiera.