Las Navas del Marqués a 31 de marzo de 2023 |
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DÍA 1. Ayer sentí vergüenza cuando, un rato después de haberla leído, la noticia se instaló definitivamente en mi cerebro. A la vergüenza, ni mucho menos ajena, pronto se unió una maloliente peste a cobardía y autocomplacencia. Encendí un cigarro y me dejé llevar por una rabia infantil de revolucionario, de revolucionario de barra y cubata, que traía a mi imaginación aires de levantamiento, un placebo como cualquier otro para ocultar lo que en el fondo sabía: que no iba a hacer nada.
DÍA 2. Y efectivamente, hoy no he hecho nada al respecto. Ni siquiera he sacado el tema a relucir cuando nos hemos juntado la cuadrilla para comer, lo había olvidado completamente, sin embargo recordaba a la perfección los lances de los partidos de champions de esta semana, lo cual ha desencadenado una entretenida discusión que casi deviene en trifulca. ¿Qué echan hoy en la tele? ha sido la última frase antes de volver al tajo. El día pasa, se ha hecho largo, y uno solo puede pensar en la cena. Al llegar a casa me he tomado un par de latas de cerveza antes de darme el atracón. Luego, con el estómago lleno, aparece el cansancio y uno no da para más que sentarse en el sofá a darse otro atracón, esta vez de basura televisiva, que la llamarán basura ¡¡pero como engancha!!
DIA 5. A las nueve he puesto el parte, por hacer tiempo más que nada, y dan una noticia parecida a la que leí el otro día, esa que me dejó un poco pensativo. En la pantalla aparece un titular que dice “Enfermedades mentales en época de recesión”. El analista de turno se sienta junto a la presentadora del noticiero y balbucea que la recesión ha aumentado el número de enfermos mentales y que asimismo las enfermedades mentales aumentan el número de suicidios. No tenía muchas ganas de bucear en este juego de palabras, aunque me daba la vaga sensación de que algo quería ocultar, así que he finalizado el tema rápidamente con un grito de ¡¡Maldita recesión¡¡ y otro de ¡¡Pobre hombre, había perdido el juicio!! Y a callar que ya está empezando la serie.
DÍA 90. Vaya mierda. Hace dos meses que me han echado del trabajo sin aviso y sin darme un duro. Estoy sin paro y el subsidio malamente me llega para comer. Ya debo un par de meses de hipoteca y los recibos no paran de amontonarse. Me están friendo a impuestos y encima me ha llegado una carta diciéndome que si no pago la operación de mi hija el hospital va a pedir una orden de embargo. Y la escuela, esa es otra, no puedo pagarla y a mi hijo le han dicho que se acabaron las becas. Encima tenemos que sacar a la suegra de la residencia y traerla a casa, la pobre mujer no puede caminar y necesita estar conectada a un respirador todo el día, eso sin contar las inyecciones y los medicamentos. Al menos mi mujer sigue trabajando, joder, me duele decir esto, pero ojalá aguante en la empresa.
DIA 340. A la semana de echarme echaron también a mi mujer. Mañana viene la policía a echarnos de casa. Seré el quinto vecino del bloque al que desahucian este año, pero los que quedan me dicen con toda tranquilidad que no me preocupe que mejores tiempos vendrán. El banco se negó a renegociar mi deuda, es decir, el crédito del coche, el del televisor de plasma, el de las vacaciones en Punta Cana, la deuda de la tarjeta de crédito del Corte Inglés y principalmente la hipoteca de la casa. No tengo ni un duro y por funcionar no funciona ni la tele. Mi mujer está en una profunda depresión, mi hija ha recaído en su enfermedad, mi hijo dejó le instituto y encontró un trabajo mal pagado en un McDonalds a través de una ETT. La suegra murió hace dos semanas, los hermanos de mi mujer juntaron dinero para su funeral. Pensaba que esto solo pasaba en África.
DIA 355. La orden de desahucio se está retrasando. No puedo aguantar esta tensión. No se que hacer ni donde ir. Anoche bajé a la trasera del supermercado a recoger la comida sobrante, mayormente caducada, y había más gente esperando que un domingo en el Santiago Bernabeu. Estoy desengañándome a cerca de esta basura de políticos, banqueros y magnates, ahora veo en que consiste su sistema de mierda. Cada vez tengo más claro cuales son sus oscuras intenciones, pero tengo tan pocas fuerzas y mi depresión es tal que se diluye en mi mente la idea, cada vez más clara, de que es necesaria una revolución para acabar con estas sanguijuelas. Solo quiero dormir, ya no tengo energía para discutir con nadie ni para luchar por nada.
DIA 365. Mi familia se ha ido a vivir al pueblo. Están casi hacinados con primos y tíos en la vieja casa de los abuelos. Me he quedado solo en Madrid poniéndoles la excusa de que iba a pasar un tiempo en casa de un amigo en lo que encontraba trabajo y se iban enderezando las cosas. Duermo en la plaza de ópera y no puedo parar de pensar en la noticia que leí hará cosa de un año y cuan necio era sintiendo esa rabia superficial y pasajera que tan bien lavaba mi conciencia. Aquel pensionista griego no se suicidó en aquella plaza ateniense del Sintagma por culpa de la demencia provocada por la recesión. Ese hombre era lo quedaba de la dignidad humana diciendo que ya no aceptaba ni un minuto más este sinsentido. No es ni la recesión ni la demencia, es el sistema y las ratas que lo controlan y como reducen a los seres humanos a sencillas marionetas inofensivas para que vivan su existencia arrodillados, enajenados y sumisos. Ahora comprendo la vergüenza pasajera que sentí aquel día, la comprendo porque ahora la siento multiplicada por mil y ya no puedo dormirla con las drogas que me proporcionaba el sistema. Cada vez que me quedo mirando los transeúntes yendo y viniendo indiferentes por la plaza me pregunto si podré reunir el valor suficiente como para intentar despertarles.
NOTA DE LA NOCHE DEL DÍA 365.Construir una plaza del Sintagma en cada ciudad y en cada pueblo para que nos recuerde que, como las palabras en una frase, debemos agruparnos y coordinarnos en la lucha para despertar de este macabro absurdo y conseguir que todo cobre sentido.