Las Navas del Marqués a 31 de marzo de 2023 |
36 visitas ahora |
Tweet |
La doble moral de la cúpula del Partido Socialista espanta. Resulta frustrante ver como los líderes socialistas se ha vendido a la farsa del marketing y a la vanidad de la lucha por el poder. Se comportan como el típico accionista de una multinacional que aspira a conseguir las acciones necesarias para rebasar el cincuenta por ciento y hacerse con el control de la empresa. La calle Ferraz es a día de hoy la oficina central de una corporación vertical, ¡una empresa que corea la internacional tras las reuniones de accionistas!
No es difícil comprender a que clase de contradicción se enfrenta un militante socialista de base cuando visualiza esta ficción. Ese tipo se queda perplejo al contemplar como al socialismo se le añaden las siglas S.A. y, lejos de construirse desde abajo, se rige por una elite que rechaza toda injerencia del vulgo en la cúpula que se han construido para ellos (y por la que se matan unos a otros) con el dinero del militante. Para ellos solo importa la Moncloa y no los verdaderos socialistas de base que pelean solos y dando patadas al aire en tantos municipios de España. Por supuesto estos últimos solo sirven para recaudar votos y se asombran al comprender que su lucha de base no importa mucho a los del piso de arriba. En pocas palabras, cuando el espectador militante se sienta en la butaca a contemplar este espectáculo se siente como el destinatario de un anuncio de McDonalds a quién se le quiere vender la adulterada hamburguesa socialista.
Parece que los dirigentes socialistas, y tal vez en mayor medida los aspirantes a dirigente, han aceptado e interiorizado la doble moral como si se tratara de un instrumento indispensable para mantener la buena salud del partido. Por un lado su vestimenta a lo izquierdista, sus supuestas pasión y fe por el socialismo, sus discursos prefabricados con tono y gesto revolucionarios diseñados por asesores de marketing. Por el otro las conspiraciones y traiciones necesarias para llegar al poder y el afán por transformar el socialismo democrático en una estructura piramidal y jerárquica para poder sentarse en la cima. Han transformado el socialismo de base de tal manera que este ya no es la finalidad en si, si no un cuento de hadas que narran una y otra vez con la mayor de las hipocresías a los estupefactos militantes.
¿Dónde está la autocrítica? ¿Dónde está la valoración tan necesaria de socialismo en nuestros días? ¿Dónde está el debate teórico? ¿Dónde están las voces de los militantes? ¿Por qué les da tanta vergüenza hablar de capitalismo, de neoliberalismo? Les da vergüenza hasta hablar seriamente de socialismo. Eso es porque en sus discursos no se están dirigiendo al militante o al socialista en general, se dirigen a las cámaras de los medios de información para la audiencia que realmente les interesa, a saber, los mercados, la Unión Europea o, en definitiva, a los estamentos de poder establecidos, que son a quienes realmente quieren agradar. Solo tocan los tópicos socialistas con el fin de mantener a su hinchada en estado de euforia, se desabotonan la camisa, alzan el puño y cantan la internacional…pero estos solo son actos vacíos que forman parte de un plan de marketing.
En la sala de congresos no se habla de socialismo si no de que camarilla va resultar ganadora en la batalla por el poder. Tampoco se habla del poder, claro, porque no hay nada que decir al respecto. Se sobreentiende que el poder es lo que es, algo inalterable y a-ideológico, el caramelo más dulce de todos los que puede conseguir un político, incluso uno que se haga llamar socialista. Esto recuerda a los mítines totalitarios, aquí todo el mundo aplaude aunque no se diga nada. Ya lo veíamos en Skup o Twitter, los oportunistas de cada camarilla meten vivas a Rubalcava o a Chacón dependiendo de los intereses personales que tengan con cada uno. Pero nadie profundiza y, por supuesto, nadie se atreve a disentir o a abrir debate, es decir, actúan como derechistas.
Por lo pronto sacamos una conclusión, el PSOE asume, acepta y aplaude que, a pesar de sus siglas y de la ideología de su olvidada base, no es más que una de las dos caras del bipartidismo ajustado este dentro de un sistema intocable de capital y libre mercado. En este contexto donde la ideología no tiene cabida (quiero decir la de izquierdas) ¿para que sirve un congreso? Para nada, puesto que en un congreso, a parte de votar a unos o a otros, la principal tarea ha de ser teorizar, debatir, decidir y elaborar el proyecto socialista democrático y de base. Como no quieren hacer esto para no perturbar el sistema que aplauden convierten el congreso en una especie de votación para Miss o Mister PSOE 2012.
Desmoraliza pensar que agrupaciones socialistas como la de Las Navas, y las de tantos y tantos municipios de España (donde se encuentran los militantes de base), tienen que funcionar a trancas y barrancas porque en el partido toda inversión y esfuerzo tiende a ser conducida a la calle Ferraz con vistas a La Moncloa. La gente de los pueblos que se apañe como pueda. ¡Importa más alimentar el poder que sustentan unos pocos que construir el socialismo desde abajo! Esto es una clara señal de que a día de hoy el socialismo no tiene cabida en el Partido Socialista y quizá también uno de los desencadenantes de que en las pasadas elecciones autonómicas el PSOE perdiera muchos municipios. Pero lo que más desalienta es pensar en que todas las apreciaciones hechas en este escrito sean entendidas como un ataque y no como un intento de profundizar en los males que aquejan al Partido Socialista, en la gran contradicción provocada por la doble moral de los líderes socialistas.