Las Navas del Marqués a 22 de septiembre de 2023 |
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El alcalde sigue sin querer entender de que va esto de la democracia (o de lo que queda de ella gracias a que ¿políticos? como él no han parado de ensuciarla). Pero vamos a matizar, y vamos a matizar porque a estas alturas resulta insano andarse por las ramas.
Lo primero que se quiere puntualizar en este escrito es que el alcalde nunca aceptó, nunca acepta y nunca aceptará un punto de vista ajeno al suyo. ¿Por qué? Porque cualquier intromisión en su labor de jefe supremo de Las Navas podría reventarle sus propios proyectos personales para el pueblo(así es como entiende su cargo, a lo absolutista) y porque, simple y llanamente, su carácter político es dictatorial, es decir, aquí se hace lo que digo yo, como digo y cuando yo digo. En términos democráticos esto significa que todos los vecinos que no le votan son genéricamente ignorados y particularmente despreciados. ¿Por qué? Porque la labor de oposición llevada a cabo por los representantes de estos vecinos ha sido, es y será minada y saboteada sistemáticamente por él y por su cuadrilla de concejales autómatas. Y porque en este pueblo alzar la voz puede ser un acto cercano al suicidio.
Sin embargo, cabría preguntarse si no desprecia igualmente a sus votantes. ¿Por qué? Primero porque el alcalde carece de ideología y nada que se le parezca, si en su día se subió al barco del PP fue porque era el partido mayoritario, de lo cual deducimos que su objetivo era satisfacer sus expectativas de poder y no las expectativas de los votantes del Partido Popular. Segundo porque ha incumplido o retrasado promesas electorales e incluso ha llegado a repetirlas de unas elecciones para otras. Tercero porque si un votante suyo alzara la voz para hacer autocrítica recibiría el mismo tratamiento que los que no le votan. En este punto en particular nuestro alcalde siempre ha sido muy claro: quien no está conmigo está contra mí. Esto, claro, independiente del partido al que se vote porque para él, por si todavía no se han enterado, el gobierno de un pueblo no es una cuestión política, es una cuestión personal.
Por este mismo motivo a determinados personajes históricos se les ha denominado dictadores. Pero ¿por qué dictar donde se podría y debería debatir? Porque nuestro alcalde no está preparado, ni quiere estarlo, para el debate (en un debate justo y moderado en el que el no tuviera la potestad de jugar sucio saldría perdiendo con toda seguridad), su terreno es la imposición. Llegados a este punto solo queda decir que toda posibilidad de que tengamos algo medianamente parecido a la democracia en Las Navas es un imposible. Y si esto es un imposible también lo es que los votos no sean otra cosa que un mero acto vacío e inútil, lo cual irremediablemente provoca que los votos se terminen por convertir también en una cuestión personal o, mejor dicho, en una inversión personal. Hoy lo hemos vuelto a comprobar por enésima vez, en ese salón de actos solo manda, solo habla, solo existe una persona, la que posee más del 50% de las acciones democráticas, por tanto cabe preguntarse porque tantas otras callan permitiendo así que el voto soberano del pueblo quede reducido a cenizas o, lo que es lo mismo, a un acto empresarial donde se deja a los pequeños inversores que digan algo para que no se sientan un cero a la izquierda.
Ahora dirijámonos directamente al Señor alcalde. Primero quiero decirle que no pongo la palabra alcalde con minúsculas por desprecio a su cargo si no porque yo no entiendo a un alcalde como un superior jerárquico si no como un gestor supeditado a gestionar los deseos del Pueblo soberano. Sin más paso a puntualizar que este escrito no es un ataque personal (no hay cosa que respete más que la intocable libertad de cada individuo en el ámbito de su vida privada), si no una opinión política. Cuando usted se defiende de ataques a su vida privada esta ejerciendo un derecho irreprochable, pero ni puede ni debe tomar la misma actitud con una opinión política. ¿Por qué? Porque su obligación es escuchar y gestionar las opiniones, ya sean críticas o no, de los ciudadanos y no aplastarlas sistemáticamente. Quien aplasta una opinión desde una posición de poder aplasta un derecho fundamental del ciudadano y por tanto al ciudadano mismo. ¿Está dispuesto a aceptar esto?
La política es la gestión de la sociedad y dado que la sociedad es un conglomerado de individuos estos deberían participar en la política si se quiere que la democracia no se convierta en una dictadura de la clase política, de la que usted forma parte. Usted llevará intencionadamente este escrito al terreno personal y lo hará porque los políticos como usted no pueden aceptar que en este juego su palabra valga tanto como la mía o como la de cualquier otro ciudadano. Ojalá sus concejales pensaran igual. Ojalá la ciudadanía, de la que formo parte, sumida en el oscuro barranco de la desinformación y los mensajes populistas, vocingleros, malintencionados y baratos tuviera la feliz y saludable intención de abrir la mente y la boca para reconstruir este sistema democrático que se derrumba por momentos.
Nuestros políticos siguen el mismo camino que usted, un camino camicace en el que se ha prostituido la democracia y se ha ensuciado su nombre y su verdadero significado. Pero usted nunca comprenderá esto porque, políticamente hablando, claro, después de tantos años cuando usted mira por la ventana de su despacho no ve ciudadanos, solo se ve a si mismo. Ahora es el turno del Pueblo y a el apelo como uno más. ¿Por qué? Porque no nos queda mucho tiempo antes de que el daño sea irreparable para las generaciones que vienen. Basta ya.